Sinopsis:
Abraham Romero y la señora Teresa, dos perfectos desconocidos, coinciden en el mismo cuarto de hospital, cercados por un diluvio que de a poco parece anegar cualquier posible escapatoria. Mientras la lluvia amenaza con inundar o tirar el edificio, y el hedor de los cadáveres y los excrementos flotan a su alrededor, Romero protege a su indefensa acompañante, que por alguna silenciosa enfermedad no puede valerse por sí misma. Pero la historia no sólo comienza en este punto, sino en la inmundicia canicular de una cárcel de Soplabrisa, en donde Romero se reencuentra con Usnavi Mosquera, una prostituta que ha destazado a un franciscano como desquite por haberla sodomizado cuando pretendía dejar su oficio. Así, esta extraña e indómita mujer funciona como el punto sin centro de una serie de creaciones literarias que dan cuenta de los continuos idilios entre ambos, y en última instancia, del simbólico motivo que conducirá a Romero al hospital. «Y lo de siempre: llegué en medio de los primeros aguaceros, nadie quiso atenderme, como siempre. ¡Maldito sistema! Yo mismo hice las curaciones, ¡siento mucho dolor, señora Teresa! Sin sangre. ¿Quién soy? ¿Quién soy, mi señora Teresa?».
El secreto de esta novela subyace entonces en la brevedad de sus soliloquios. Pero su potencia es irónica, brutal y sutil (como un cándido asesinato), pues mientras la señora Teresa se ve obligada por su propia condición a escuchar una serie de relatos que pretenden entretenerla y rellenar el espacio en blanco que causa la probable visita de la muerte, al estar asediado por el vacío de la guerra y por el aura abyecta del Mal, mediante su inventiva, Abraham Romero desbroza el camino hacia la sublevación de la existencia y al mismo tiempo consigue el más alto grado de libertad que se le ha concedido al ser humano.
@LectioMXEl crepitar de las ascuas El crepitar de las ascuas El crepitar de las ascuas El crepitar de las ascuas
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